Rocío Aldana Landa recuerda perfectamente bien cuándo empezó a trabajar con Casago. Fue apenas unos días después del nacimiento de su hijo menor, quien acababa de cumplir 20 años. Originaria de Puerto Peñasco, Rocío ha sido una figura clave en la lavandería de Casago durante dos décadas, y no lo cambiaría por nada.
Su gran tacto al trabajar con los demás, su familiaridad con el entorno, su amor por la música y su risa contagiosa son solo algunas de las razones por las que es una figura muy querida en la empresa. Humildemente, bromea diciendo que todos la conocen y que casi todos la adoran. Sin embargo, bromas aparte, Rocío se mantiene firme en su papel como la lavandera más veterana de Casago. Se la puede considerar la reina de la lavandería, pero te dirá que no hay que llamarla doña.
Una ola de experiencia
Rocío Aldana Landa se incorporó a Casago en marzo de 2005 (conocida en aquel entonces como SeaSide). En ese momento, buscaba reincorporarse al mercado laboral tras el nacimiento de su hijo, el menor de sus cuatro hijos. Anteriormente, había trabajado durante una década en limpieza en el restaurante Puesta del Sol del Playa Bonita Resort, así como en la lavandería del hotel.
Cuando una amiga le recomendó SeaSide, Rocío preguntó por un trabajo de camarista. En lugar de un puesto de camarista, había una vacante en la pequeña lavandería ubicada detrás de la recepción en la oficina principal de la empresa, cerca de los condominios Pinacate. Con turnos diurnos y nocturnos, Rocío descubrió que la oportunidad le ofrecía flexibilidad entre sus responsabilidades como madre y el trabajo.
“Cuando empecé, solo éramos dos, con un turno de mañana y otro de noche. Ahora somos cinco, con un turno de mañana, uno intermedio y uno nocturno de 11 de la noche a 6 de la mañana”, explica con detalle. Como no es una trasnochadora, Rocío suele preferir los turnos de la mañana. Como sus dos hijos y dos hijas ya son adultos, Rocío bromea sobre trabajar en los turnos de noche y de madrugada: “Ahora nadie me llora en casa, pero el turno de noche me cuesta, quizá por mi edad”.
Solo Rocio
Con dos décadas de experiencia en la lavandería de Casago, nadie se acerca a la trayectoria de Rocío. “Hay una mujer con poco más de tres años”, detalla Rocío, “así que soy la que más tiempo lleva aquí; cuando llegan mujeres nuevas me preguntan: ‘¿Cuánto tiempo lleva aquí, Doña Rosa?’, y no pueden creer que haya durado tanto”.
Una sonrisa pícara se dibuja en el rostro de Rocío mientras ríe: “Les digo que no me llamen doña; hay una que me llama doña Rocío, pero me hace sentir vieja, así que solo Rocío, y ya está”.
Aunque no lo defina así, Rocío es una mentora experta y alegre en la lavandería. “Me gusta decirles a las nuevas: ‘Vengan conmigo y aprendan lo que les digo’. No me gusta fingir que sé más; les enseño lo que sé. Si aprenden, pues bien; y si preguntan, les diré: ‘Así no, así, mírenme mientras doblo'”.
Calidad de Estrella
En los primeros años después de la pandemia, el fundador de Casago, Steve Schwab, visitó a Rocío junto con Matt Landau, quienes estaban filmando fragmentos para Homerunners, una serie de Landau sobre alquileres vacacionales.
Rocío se ríe al recordarlo: “Estuvo allí un rato, aguantándome. Pusieron una bolita en la secadora, no sé por qué, pero para medir la cantidad de sábanas o algo así. Me filmaron, así que soy una estrella, pero no sé en dónde”.
Rocío conoció a Steve poco después de entrar en Casago. “¡Solo hola!” y ya. Pasaba cuando la lavandería estaba aquí abajo, me abrazaba… No entendía bien lo que decía, pero no importaba. Cuando me ve ahora, me dice: “¿Cómo estás Rocío? Bien, ¿y todavía aquí? Sí, le digo, sigo aquí. ‘Muy bien, muy bien'”.
Al Ritmo de la Lavandería
Lavar, doblar y organizar la ropa blanca que entra y sale tiene un ritmo propio, sobre todo en temporada alta.
Esta sinfonía consiste en que las camaristas dejen la ropa, las de la lavandaría registren todo, clasifiquen y saquen de servicio la ropa blanca cuando sea necesario, y lleven un registro del inventario. Rocío no tarda en señalar cómo la ropa de cama de los desarollos es diferente a la de las casas, cómo diferenciar los juegos de cama queen, king e individuales doblados cuando están listos para desplegar, y cómo las responsabilidades han aumentado con los años.
Siguiendo el ritmo de la canción de la lavandería, a Rocío le encanta escuchar música para pasar el tiempo. Si la encuentras en una reunión familiar o en una fiesta, e incluso en una noche tranquila en la lavandería, descubrirás que también le gusta bailar: “Me gustan las cumbias y sé bailar”, afirma.
“Disfruto mucho de la música”, continúa. “Por ejemplo, El Buquí, Los Temerarios, más lenta, relajante; no me gusta la música escandolosa. Canto, grito, ¡que me escuchen! A veces bailo. Hay mucho silencio en la lavandería y pongo mi música; nos dan una pequeña bocinita y la escuchamos mientras trabajamos”.
Las Amigas
¨¿Y utilizan audifonos?”, le pregunto.
Responde rápidamente con sabiduría: “No, no podemos usar audifonos porque también estamos escuchando las máquinas. Por ejemplo, yo las conozco y si las escucho, puedo saber cuándo fallan. La gente pregunta: “¿Cómo lo sabes? Es porque sé lo que pasa, o cuándo una máquina necesita algo. Les digo: ‘Conozco estas máquinas, son mías, son mis amigas'”, suelta una carcajada. “Sí, son mis amigas, pero no, todavía no les he puesto nombre”.
La música es un medio compartido en el tranquilo rincón de la lavandería, donde algunas cantan igual que Rocío. “No a todas les gusta la música”, dice riendo. “Hay una chica a la que no le gustan las mismas canciones que a nosotras y dice: una hora para ti y una hora para mí”.
“Pero siempre trabajamos con música; es agradable porque la música te relaja, por ejemplo, por la noche, cuando todo está en calma”.
Ética de trabajo
Como la experta en lavandería más veterana de Casago, Rocío comparte sus experiencias con la rotación de personal. Le sorprende cómo algunas personas deciden no quedarse mucho tiempo, lo que aporta una valiosa perspectiva sobre su ética laboral.
“Siempre les he dicho a mis hijos ‘nunca andan brincando de un lugar a otro, de un trabajo a otro, siempre es bonito tener un record en una empresa´, es muy bonito esto que te vean que tienes un record, que eres cumplido, que no fallas,
Por esto a lo mejor he aguantado tanto porque me gusta, cuando a ti te gusta una cosa tu vas a aguantar, si a ti te gusta el trabajo, lo vas a aguantar. Si lo ves como que flojera, que ….entonces a que vienes a trabajar ?”
El tono suave y la risa cordial de Rocío no ocultan su intensa concentración y dedicación a su trabajo. Contempla jubilarse en el futuro, y añade que uno de sus mayores sueños es obtener su pasaporte para poder visitar a su madre que vive en Texas.
“Soy tranquila, no me enojo fácilmente, soy tranquila y no me gusta enojarme”, resume al finalizar nuestra conversación. “Bueno, a veces me enojo, pero estoy tranquila y alegre”.
Al recordar sus dos décadas con Casago, Rocío reitera: “Después de que nació mi hijo el 4 de marzo, empecé aquí y aquí estoy”, ríe, “y aquí estaré, como le digo a Erika (Curiel, la Directora General de México de Casago), hasta que me corran”.
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